Linea de investigación coordinada por Lucía Vaquero.
La música supone un gran estímulo para nuestro cerebro, reclutando regiones cerebrales encargadas de una gran variedad de funciones, desde áreas motoras a centros del lenguaje, pasando por áreas involucradas en el procesamiento emocional o la integración multisensorial. La experiencia musical ha mostrado de forma consistente que puede alterar plásticamente el cerebro humano, tanto a nivel estructural como funcional, desencadenando también cambios en el comportamiento y la cognición. Se ha descrito que las personas que han practicado música a lo largo de su vida poseen una mejor reserva cognitiva, lo cual, a largo plazo, se asocia con una mejor calidad de vida durante la senectud. En este sentido, nuestro objetivo principal en el laboratorio consiste en explorar el efecto potencialmente beneficioso de la experiencia musical y de las intervenciones basadas en la música a lo largo de toda la vida, con la intención fundamental de preservar las funciones cerebrales y cognitivas durante el envejecimiento sano y patológico.